lunes, 22 de octubre de 2012

Un sueño un tanto real (por T.L)

Un sueño un tanto real
Un miércoles como cualquier otro en las vidas de Marco y Clara, ellos ambos novios hace no más de tres meses, estaban en el Club Atlético Ferrocarril General San Martín, ubicado en la localidad de Saenz Peña a dos cuadras de la avenida General Paz y Lope de Vega, lugar donde se conocieron y dieron sus primeros pasos en el amor. Se conocieron mediante Tomás, el primo de Marco.
Ella juega al hockey en el San Martín, en la 5ta división "A", jugadora muy habilidosa cuando no se nubla por la bronca de que no le salgan las cosas. Él, también juega al hockey en el club "tricolor", al igual que Clara es jugador de 5ta división, jugador limitado por haber vuelto a jugar ese mismo año después de mucho tiempo, pero que puede progresar como cualquier otro con entrenamiento duro y constante.
Tarde agradable de primavera, ambos decidieron ir más temprano al club para verse, ya que 18:30 empezaba el entrenamiento de caballeros y él era muy puntual. Se juntaron 16:30, no tenían mucho tiempo, pero querían desesperadamente verse ya que van a diferentes escuelas, él en Saenz Peña donde vive y ella en Devoto donde reside en una enorme y bella casa a dos cuadras de la hermosa Plaza de Devoto. Se recibieron con un abrazo y un tierno beso.
Ya dentro del club después de una hora de haber estado hablando, cansados del "parloteo", tenían ganas de moverse un poco. -¿Que mejor que moverse que con el deporte que amamos?. Preguntó retóricamente él.
Fueron a buscar un palo y una bocha al vestuario de caballeros donde está ubicado el depósito de materiales. Se dirigieron a la cancha de césped sintético, donde César, el encargado del vestuario estaba colocándoles las redes a los arcos. Luego de que este terminara, Marco y Clara, con ganas de pegarle al arco, entraron con efusividad.
Fueron al arco más lejano donde no los molestaran. Y empezaron con sus pegadas y barridas a tirar al arco.
En uno de los tantos tiros de Clara, que tiene una buena técnica para la pegada y facilidad para levantar la bocha y enamorarlo a él con sus habilidades para el hockey, la bocha toma una velocidad y una altura perfecta, ambos se quedaron atónitos viendo hacia donde se dirigía la bocha, a ver si era un gol perfecto donde la red y la bocha hacen el amor en un contacto de unos pocos segundos en los cuales uno se siente orgulloso de haberle pegado así, o simplemente se iba por arriba del travesaño y se exclama un tradicional "Uh!" con una leve lamentación. Ni una, ni otra. La bocha golpea en la esquina inferior del travesaño, lo que hizo que la bocha, con la velocidad con la que se dirigía rebotara contra dicho travesaño y golpeara en el césped sintético, entre la línea de gol y la tabla, el interior del arco. Un "golazo"...
Pero cuando la bocha golpea el césped del interior del arco, se escucha un estruendo, un ruido a madera, un ruido hueco.
Se miraron sorprendidos, porque a su entender, debajo de la carpeta verde del sintético, había cemento. Miraron alrededor para ver si había alguien más que haya escuchado el resonante estruendo. Nadie cerca, nadie lejos, raro, ya que todos generalmente suelen llegar más temprano.
Se acercaron al interior del arco y vieron que la carpeta estaba levemente levantada en el costado derecho. Marco, curioso, quiso ver bien de cerca ese lado del arco. Clara no estaba muy segura de que si quería acercarse. Pero él le daba confianza. Decidieron levantar por completo la carpeta y ver lo que escondía. A la cuenta de tres, ambos tiraron con fuerza y la sacaron de dos tirones. -¿Una puerta? ¿Que hace una puerta abajo del arco?. Pregunta de Clara que ninguno supo responder.
Después de contemplarla un rato, la intriga se apoderó de ellos y se vieron obligados por ellos mismos a abrirla. Abrieron la puerta y se encontraron con una escalera, curiosamente larga. La luz del día iluminaba hasta cierto punto de la misma. Primero él gritó hacia el interior con su imponente voz. Nadie respondió. Pasaron unos segundos y vieron que de la oscuridad algo se acercaba. Se alejaron de la puerta y centenares de murciélagos salieron volando en dirección a los árboles más cercanos para resguardarse del sol. -Yo ahí no entro ni en pedo. Dijo Clara y se alejó unos metros. Él, muy curioso, quería entrar, estaba decidido a hacerlo. Le insistió para que lo acompañara pero a la décima vez que le dijo: "Andá vos, yo te espero acá", se cansó y perfiló su rumbo hacia la extraña puerta de madera. Molestándola se despidió diciendo: -Dame un último beso por las dudas, te amo... Ella se rió, se dieron el beso y empezó su camino descendente por al escalera.
La bajada mientras todavía podía ver por la luz del día fue tranquila. El interior de la puerta, por donde Marco bajaba, era todo viejo, decorado con telas de araña, humedad y marcas en las paredes, demostraban un claro abandono.
En el descenso, Clara le hablaba y podía escucharse su voz. Pero esto cambió cuando llegó a la parte oscura de la escalera. La voz de Clara se apagó, la puerta se cerró y los escalones se cerraron, se metieron para adentro, convirtiendo la escalera en un tipo de tobogán. Marco asustadísimo, mientras caía gritaba y pedía ayuda con todas sus fuerzas. El ahora tobogán dió muchas vueltas y giros en muchas direcciones.
Llegó al final del tobogán y bruscamente choca contra el suelo. Al llegar al mismo se encienden una serie de luces en el techo. Un pasillo se extendía desde donde él se encontraba hasta una puerta de madera con detalles y bien iluminada que se distinguían desde lejos. Él estaba muy confundido, no comprendía donde se encontraba...
Se levantó rápidamente gritando pidiendo ayuda y al ver que estuvo era inútil cesó. Lamentó haber dejado el celular en su mochila al lado del arco. No sabía que hacer, ¿esperar sentado, o buscar una salida? Lo pensó por unos instantes y optó por la segunda opción. Se dirigió a la puerta de madera por el pasillo. Sus pasos eran lentos y temblorosos. El miedo y la duda se apoderaron de él. El pasillo no superaba los 60mts de largo, tenía paredes blancas llenas de suciedad, rajaduras y humedad, no transmitían mucha confianza.
Finalmente alcanzó la puerta y se quedó unos instantes contemplándola. Los detalles que se distinguían a lo lejos eran ilustraciones talladas mostrando, en cinco divisiones, distintos deportes, Marco los distinguió a todos, estos eran: criquet, fútbol, hockey, rugby y tenis. Y arriba estaba tallada una fecha: "3/04/1908".
Terminó de contemplarla y muy sorprendido giró la vieja perilla dorada de la puerta para abrirla. La abrió de un tirón...
Una cantidad innumerable de personas ubicadas en un enorme salón con sillas y mesas se encontraban aplaudiendo, lo aplaudían a él, a Marco.
Con cara de sorpresa cerró la puerta tras de él y caminó unos pasos hacia el interior del salón. Un hombre de vestimentas viejas, no gastadas, sino de otra época, lo alcanzó con un aparato muy extraño que cargaba encima, le dijo: -¡Sonría! y le tomó una foto. Dentro del salón había toda gente ubicada en mesas perfectamente ordenadas y un escenario donde un hombre estaba tocando el piano. Las personas del salón, todas ellas, con vestimentas antiguas. Algo estaban celebrando...
Marco no terminaba de comprender donde se encontraba y los aplausos seguían resonando hacia él. Una especie de presentador ubicado en el escenario lo invitó a subirse. Lo presentó como el "último invitado de la noche" y le preguntó su nombre. -Marco Sack. Dijo en voz alta y luego por lo bajo le preguntó al presentador donde se encontraba. -¡¿Donde estás?! Exclamó en voz alta el presentador. -Vos estás... ¡En la fiesta de inauguración del Pacif Railway Athletic Club! Gritó y el salón se inundó de aplausos y ovación.
Ambos bajaron del escenario y un mozo lo acompañó a una mesa. En la misma había cinco personas. Su estado de confusión era cada vez mayor. Se sienta en la mesa y le traen una comida que nunca había visto pero que se veía apetitosa. Empezó a comer no muy convencido, pero se acordó que no había saludado a los integrantes de la mesa. -Perdón... Hola, soy Marco. Dijo. A lo que los comensales respondieron con un saludo sin entusiasmo, excepto por el joven sentado a su derecha. Muchacho de no más de veinte años y misma altura que Marco. -Hola, soy Thomas Farrel. ¿Todo bien?. Y empezaron a charlar ya que a Marco le caía bien la gente con buena onda para hablar.
-Solo te quiero hacer tres preguntas. Replicó Marco. -¿Donde estoy? ¿Qué día es? Y, ¿por qué todos se visten así?
-Bueno, parece que no fueras de por acá, estás en la fiesta de inauguración del PRAC, nuevo club fundado por y para los trabajadores ferroviarios de la línea de trenes Pacific. Hoy es 3 de abril de 1908 y todos se visten así por la fiesta, ¡vos también estás vestido así! Explicó Thomas.
Marco, cada momento más sorprendido, decide quedarse callado para no alarmar a nadie asintiendo a todo lo que el joven le contaba.
"¿Así que estoy en la fiesta de inauguración del club? ¿De mi club? ¿Del "tricolor"? No lo puedo creer, algo pasa..." Pensó.
Fue transcurriendo la noche y hubo muchos momentos importantes. Por ejemplo cuando anunciaron los deportes que se practicarían: criquet, tenis, futbol, hockey y rugby. Se explicó como y porque fue fundado el club: tuvos su origen en la necesidad de los empleados británicos del Ferrocarril Pacífico de Argentina para realizar deporte. Marco atento a todo anonadado y comentando con Thomas. Una noche realmente única.
Llegada la hora del brindis, antes de que dieran las 12. En cada mesa se tenía que parar uno y decir unas palabras. Cuando tocó su mesa, nadie se animaba. Entonces Marco tomó coraje, se paró y dijo: -Estoy realmente orgulloso de estar acá en este glorioso y gran día donde, este club, nuestro club, se está fundando. Yo les aseguro a todos que esta institución va a perdurar por más de 100 años y más. Agradezco a todos por darme la posibilidad de estar acá, de ser parte de esto y agradecer también a todos los que están presentes, simplemente gracias... Concluyó y todos aplaudieron y a más de uno se le escapó una lágrima.
Cesaron los aplausos y el presentador pidió silencio porque estaban por dar las doce. Se iba a hacer un conteo final como en año nuevo o Navidad. Todos levantaron sus copas de champagne y empezaron a contar gritando de manera descendente. Marco con mucha felicidad acompañó, abrazando a Thomas.
-¡5!¡4!¡3!¡2!¡1!...
Algo pasó, cayó sentado en su silla, la misma empezó a moverse hacia atrás. Pedía ayudo a gritos pero nadie parecía escucharlo. Las mesas fueron quedando atrás. Atravesó la puerta y se quedó mirando, mientras la silla continuaba moviéndose, el "3/04/1908". Siguió a través del pasillo a gran velocidad. Llegó al tobogán y la silla seguía moviéndose subiéndolo. Se le iba nublando la vista mientras subía, pero volvió a escuchar un sonido que lo tranquilizó, volvió a escuchar la voz de su novia, de Clara diciendo: -¡Marco!¡Marco!. Se le terminó de nublar todo y frenó en seco.
Abrió los ojos y vio a Clara mirándolo de arriba. Él estaba acostado.
-¿Qu... qué me pasó?. Le preguntó Marco
-Un bochazo, le pegué yo, dió en el travesaño y el rebote te pegó en la cabeza. ¿Como te sentís? Caíste en seco, me preocupé mucho.
-¿En serio? Entonces, ¿todo lo que viví lo soñé? Sí, estoy bien. Me duele un poco la cabeza por el golpe. Increíble lo que pasó...
-¿Lo que soñaste? ¡Me imagino! Jaja. Dijo irónicamente Clara.
-En serio te digo, después te cuento bien. Pero me fui horas... ¿Qué hora es? ¡El entrenamiento!
-Tranquilo, son las cinco y media recién, falta todavía. Mirá, ahí llega tu primo. ¡Hola Toto!
-Totin, ¿todo bien? Tengo una para contarte...
-Hola Cla, hola Marc... ¡¿Qué te pasó ahí en la frente?!. Pregunta Tomás, el primo de Marco.
-Bochazo.
-Uh, ¿estás bien?.
-Sí, caí desmayado.
-¿Seguro que te sentís bien? Estás un poco pálido.
-Sí, estoy bien, después te cuento algo...
-Dale, pero ahora juguemos al hockey, pero cuidado, ¡no cabecees la bocha si se levanta! Jajaja.
El entrenamiento finalizó ocho y media de la noche. Apenas terminaron, Marco fue con Tomás a contarle todo. Al principio pensó que estaba delirando, que claramente había sido un sueño, hasta que le nombra a Thomas Farrel.
-¿Thomas Farrel? Decíme que es joda, vení conmigo.
Fueron al buffet del club donde en un panel está lleno de nombres de las personas que estuvieron en la inauguración del club aquel 3 de abril de 1908. Tomás se quedó en frente del panel leyendo, buscando algo. Marco no entendía.
-Mirá. Thomas Farrel. "Inauguración PRAC 1908"... Le muestra Tomás a Marco
-¡Es verdad! Entonces, ¿qué pasó realmente? Nunca había leído su nombre. Alto miedo...
-¡Viajaste en el tiempo! Le dijo su primo molestándolo.
-Eu no me jodas, que miedo en serio.
-Fue una joda, tranquilo. Vamos que mi viejo está en la puerta y nos lleva.
-Dale vamos...
Se quedó unos segundos mirando el nombre, nunca se va a olvidar de ese sueño, o lo que sea que haya pasado...